
Mollie Ahlstrand nació y se crio en Mekele, una pequeña ciudad del norte de Etiopía, fuertemente influenciada por la cultura italiana debido al largo periodo de ocupación y continua migración de sus compatriotas. Resulta pues fácil de entender la razón por la cual la cultura italiana formará parte de las experiencias de Mollie ya desde la infancia. Su formación empieza con el famoso Gianfranco Visscher, quien dirigió el restaurante Braschi obteniendo la puntuación más alta en la Guía Espresso. A continuación, trabajó en Roma, para el restaurante Arturo; después de una formación intensiva con el chef Roberta, de Padua, donde explora la cultura de la pasta, y es en Padua donde aprenderá a preparar la ciabatta, un tipo de pan italiano que prepara todos los días para sus huéspedes. «Quiero compartir mi pasión por la cocina, que surgió de la observación de cómo los italianos comen y disfrutan de la comida, otorgándole a la cena, un tiempo de convivencia familiar. Para Mollie la cocina está hecha de ingredientes simples, representados en su mayoría de verduras y pescado fresco. Para ella, la dieta mediterránea es una dieta saludable y equilibrada: la pasta es un must, y está siempre presente en sus platos, pero nunca como un plato único.
«He aprendido muchas formas de preparar el pescado, y en Italia hay realmente muchísimas maneras. Mi idea de la excelencia culinaria se caracteriza por pequeñas porciones, alimentos muy frescos y con preparaciones simples». Mollie fue Guest Chef en dos ocasiones en el Grand Hyatt Hotel de Hong Kong y una vez en Dubai. También ha sido invitada a West Palm Beach, Florida, con motivo de la dell’Internal Polo convention. En 2008, fue instructor y Guest Chef en el barco de cruceros Silversea por el Mar Mediterráneo.
La trufa italiana fue para Mollie una agradable sorpresa cuando,y hace solo unas semanas, decidió pasar una semana entera en Alba, experiencia que resulto inolvidable: Mollie tuvo ocasión de visitar las casas de los buscadores de trufa y las principales bodegas de la Langhe, además de haber cocinado con el chef Milone, Boer y Iannotti. De aquí nació la idea de dedicar tres noches a la trufa de Alba, llevándola al extranjero hasta las costas soleadas de la California.